Las tareas escolares son una parte importante del proceso educativo de los niños, ya que les permiten repasar y practicar lo que han aprendido en clase, así como desarrollar habilidades de estudio, organización y responsabilidad. Sin embargo, muchas veces los padres se encuentran con dificultades para apoyar a sus hijos en esta tarea, ya sea porque no tienen tiempo, porque no saben cómo explicarles los contenidos o porque temen interferir demasiado en su autonomía.
¿Qué pueden hacer los padres para ayudar a sus hijos con sus tareas sin hacerlas por ellos?
Aquí te damos algunos consejos que pueden ser útiles:
- Establece una rutina y un horario para hacer las tareas. Es importante que los niños tengan un espacio adecuado, tranquilo y con los materiales necesarios para realizar sus deberes. También es conveniente que sigan una rutina diaria y que se fijen un horario para empezar y terminar sus tareas, respetando sus tiempos de descanso y ocio.
- Muestra interés y motivación por lo que hacen. Los padres deben estar al tanto de lo que sus hijos aprenden en el colegio y de las tareas que les mandan. Es bueno que les pregunten qué han hecho, qué les ha gustado más, qué les ha costado más, etc. También es importante que les elogien por su esfuerzo y sus logros, y que les animen a seguir mejorando.
- Supervisa y orienta, pero no resuelvas. Los padres deben supervisar que sus hijos hagan las tareas correctamente, pero no deben hacerlas por ellos ni darles las respuestas. Lo mejor es que les orienten con preguntas o pistas que les ayuden a razonar y a encontrar la solución por sí mismos. Si ven que tienen dificultades con algún concepto o materia, pueden explicárselo de otra forma o buscar recursos adicionales, como libros, vídeos o juegos educativos.
- Fomenta su autonomía y su confianza. Los padres deben dejar que sus hijos hagan las tareas por sí mismos, sin intervenir demasiado ni corregirles constantemente. Así les ayudan a desarrollar su autonomía, su confianza y su autoestima. También deben respetar su ritmo de aprendizaje y sus preferencias, sin presionarles ni compararles con otros niños.
- Comunícate con el colegio. Los padres deben mantener una comunicación fluida con el colegio y con los profesores de sus hijos. Así pueden informarse de los objetivos, los contenidos y los criterios de evaluación de cada asignatura, así como de las dificultades o los avances de sus hijos. También pueden plantear sus dudas o sugerencias sobre las tareas que les mandan, buscando un equilibrio entre la cantidad y la calidad de las mismas.
¿Qué hacer si mi hijo no quiere hacer sus tareas?
A veces los niños se resisten a hacer sus tareas escolares, ya sea porque les aburren, porque les resultan difíciles o porque prefieren hacer otras cosas más divertidas. Esto puede generar conflictos y frustración tanto en los padres como en los hijos. ¿Cómo podemos evitar esta situación y conseguir que nuestros hijos hagan sus tareas con gusto y sin protestar?
- Busca el momento adecuado. No es conveniente que los niños hagan sus tareas nada más llegar del colegio, cuando están cansados o hambrientos. Tampoco es bueno que las dejen para el último momento, cuando están nerviosos o somnolientos. Lo mejor es que establezcan una rutina y un horario para hacer sus tareas, teniendo en cuenta sus necesidades y sus ritmos biológicos.
- Crea un ambiente propicio. Los niños necesitan un espacio tranquilo, ordenado y con buena iluminación para hacer sus tareas. También es importante que tengan los materiales necesarios y que eviten las distracciones, como la televisión, el móvil o los videojuegos. Los padres deben respetar este espacio y este tiempo, sin interrumpirles ni molestarles.
- Dale sentido a lo que hacen. Los niños deben entender por qué hacen sus tareas y para qué les sirven. Los padres pueden ayudarles a relacionar lo que aprenden en el colegio con su vida cotidiana, con sus intereses y con sus sueños. También pueden mostrarles ejemplos de personas que han triunfado gracias a su esfuerzo y a su dedicación.
- Hazlo divertido. Las tareas no tienen por qué ser aburridas o tediosas. Los padres pueden buscar formas de hacerlas más atractivas y entretenidas, como convertirlas en un juego, en un reto o en una aventura. También pueden usar recursos lúdicos, como canciones, cuentos, dibujos o manualidades, para explicarles los contenidos o para reforzar lo que han aprendido.
- Reconoce su trabajo. Los niños necesitan sentirse valorados y apreciados por lo que hacen. Los padres deben elogiar su esfuerzo, su progreso y sus resultados, sin importar si son mejores o peores que los de otros niños. También deben premiarles con gestos de cariño, con palabras de ánimo o con pequeños incentivos, como salir a pasear, jugar juntos o ver una película.
¿Es bueno ayudar a los niños con las tareas escolares?
La respuesta no es sencilla, ya que depende de varios factores, como la edad, el nivel y las necesidades de cada niño. No obstante, podemos establecer algunas pautas generales que nos pueden orientar:
- Ayudar no significa hacer. Los padres deben apoyar y acompañar a sus hijos en sus tareas, pero no deben hacerlas por ellos ni darles las respuestas. De esta forma, les ayudan a desarrollar su autonomía, su responsabilidad y su autoestima. Además, les enseñan a pensar por sí mismos y a resolver problemas.
- Ayudar no significa controlar. Los padres deben supervisar que sus hijos hagan las tareas correctamente, pero no deben estar encima de ellos ni corregirles constantemente. De esta forma, les ayudan a confiar en sus capacidades y a aprender de sus errores. Además, les dejan espacio para que expresen su creatividad y su personalidad.
- Ayudar no significa presionar. Los padres deben motivar y animar a sus hijos a hacer las tareas, pero no deben exigirles ni compararles con otros niños. De esta forma, les ayudan a disfrutar del aprendizaje y a superarse a sí mismos. Además, les evitan el estrés y la ansiedad que pueden afectar a su rendimiento y a su salud.
- Ayudar no significa sustituir. Los padres deben complementar y reforzar lo que sus hijos aprenden en el colegio, pero no deben asumir el papel de los profesores ni contradecirlos. De esta forma, les ayudan a consolidar sus conocimientos y a ampliar sus horizontes. Además, les muestran respeto y confianza hacia la labor docente.
En conclusión, ayudar a los niños con las tareas escolares es bueno siempre y cuando se haga de forma adecuada y equilibrada, buscando el beneficio de los niños y no el de los padres. Así, contribuiremos a su desarrollo integral y a su éxito académico.
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