¿Qué significa corregir a tiempo?
Significa que tenemos la responsabilidad de educar a nuestros hijos para que se conviertan en adultos responsables, respetuosos y capaces de vivir en sociedad. Corregir a tiempo es la manera asertiva de evitar problemas de comportamiento de los niños a medida que crecen, y para ello existen muchas estrategias, pero la labor de padres no solo se fundamenta en ser proveedores sino también de guías en el desarrollo adecuado de la personalidad, los valores, el comportamiento adecuado y la definición de límites coherentes que ayuden a los niños a respetar las figuras de autoridad mientras desarrollan su propia identidad.
¿Por qué es importante corregir a tiempo?
Porque los niños aprenden por imitación y por las consecuencias de sus acciones. Si no les enseñamos lo que está bien y lo que está mal desde pequeños, ellos no sabrán cómo comportarse adecuadamente en diferentes situaciones. Además, si no les ponemos límites claros y coherentes, ellos se sentirán confundidos, inseguros y rebeldes. Corregir a tiempo no significa castigar o humillar a los niños, sino orientarlos, explicarles, darles ejemplos positivos y reforzar sus conductas deseables.
¿Cómo podemos corregir a tiempo?
Existen muchas estrategias que podemos aplicar según la edad, el temperamento y las necesidades de nuestros hijos. Algunas de ellas son:
- Establecer normas y rutinas claras desde el principio: Los niños necesitan saber qué se espera de ellos y qué pueden esperar de nosotros. Las normas y rutinas les dan seguridad, estabilidad y previsibilidad. Por ejemplo, podemos establecer horarios para las comidas, el baño, el juego, los deberes y el sueño. También podemos definir qué comportamientos son aceptables y cuáles no en cada momento y lugar.
- Ser consistentes y coherentes: Los padres debemos ser los primeros en cumplir las normas y dar el ejemplo a nuestros hijos. No podemos exigirles algo que nosotros no hacemos o cambiar las reglas según nuestro estado de ánimo o conveniencia. Si decimos algo, debemos cumplirlo. Si prometemos algo, debemos hacerlo. Si les pedimos algo, debemos explicarles por qué. Si les alabamos algo, debemos ser sinceros.
- Usar el refuerzo positivo: El refuerzo positivo es una forma de motivar a nuestros hijos a repetir las conductas que nos gustan y que son beneficiosas para ellos. Consiste en elogiarlos, felicitarlos, abrazarlos o premiarlos cuando hacen algo bien o se esfuerzan por mejorar. El refuerzo positivo aumenta la autoestima, la confianza y el vínculo afectivo entre padres e hijos.
- Usar las consecuencias lógicas o naturales: Las consecuencias lógicas o naturales son las que se derivan directamente de las acciones de los niños, sin intervención de los padres. Por ejemplo, si un niño rompe un juguete, no podrá jugar con él; si no hace los deberes, tendrá una mala nota; si se porta mal en el parque, tendrá que irse a casa. Las consecuencias lógicas o naturales les enseñan a los niños a asumir la responsabilidad de sus actos y a aprender de sus errores.
- Usar el tiempo fuera o la retirada de atención: El tiempo fuera o la retirada de atención es una técnica que consiste en ignorar temporalmente al niño cuando hace una rabieta o una conducta inadecuada que busca llamar nuestra atención. El objetivo es que el niño se calme solo y se dé cuenta de que con ese comportamiento no consigue lo que quiere. El tiempo fuera o la retirada de atención debe ser breve (unos minutos) y proporcional a la edad del niño. No debemos usarlo como un castigo sino como una oportunidad para que el niño reflexione sobre lo que ha hecho.
- Dialogar con los niños: El diálogo es fundamental para establecer una relación de confianza y respeto entre padres e hijos. Debemos escuchar activamente lo que nos dicen, mostrar interés por sus sentimientos, opiniones y necesidades, y expresarles los nuestros. Debemos hablarles con un lenguaje adecuado a su edad, sin gritar, insultar o amenazar. Debemos resolver los conflictos de forma pacífica, buscando soluciones que satisfagan a ambas partes. Debemos fomentar la comunicación abierta y honesta, sin secretos ni mentiras.
Estas son algunas de las estrategias que podemos usar para corregir a tiempo a nuestros hijos, pero hay muchas más. Lo importante es que seamos padres conscientes, amorosos y comprometidos con la educación de nuestros hijos. Corregir a tiempo no es fácil, pero es necesario. Es una inversión a largo plazo que nos dará muchos beneficios, tanto a nosotros como a nuestros hijos. Recuerda que los padres somos los primeros maestros de nuestros hijos, y que de nosotros depende en gran medida su futuro.