La temporada navideña emerge como un período de gran dicha para numerosas familias. Aunque arraigada en el cristianismo para conmemorar el nacimiento de Jesús, el cual, según la fe, fue enviado al mundo para propagar amor, paz y esperanza, la Navidad ha trascendido sus raíces religiosas. Esta festividad se ha expandido, abrazando diversas culturas y creencias. Más allá de las connotaciones religiosas o comerciales, la Navidad encierra significados que podemos compartir con nuestros hijos. Se trata de enseñarles valores como la generosidad, la unión familiar, la gratitud y el espíritu de paz, creando así una experiencia enriquecedora y trascendental para ellos.
Los valores de la Navidad que debemos enseñar a los niños
Los valores que debemos enseñar a nuestros hijos desde pequeños, para que puedan disfrutar de la Navidad con sentido y responsabilidad. Primero podemos enseñarles a ser agradecidos, a reconocer todo lo bueno que tenemos y que recibimos, a dar las gracias por cada día, por cada persona, por cada oportunidad. Podemos enseñarles a ser generosos, a compartir lo que tenemos con los demás, a dar sin esperar nada a cambio, a ofrecer nuestro tiempo, nuestra atención, nuestro apoyo. Podemos enseñarles a ser humildes, a aceptarnos como somos, con nuestras virtudes y defectos, a reconocer nuestros errores y aprender de ellos, a respetar y valorar a los demás. Podemos enseñarles a ser optimistas, a ver el lado positivo de las cosas, a confiar en nuestras capacidades y en nuestras posibilidades, a enfrentar los problemas con actitud positiva y soluciones creativas.
La Navidad es una oportunidad para compartir con nuestros seres queridos, para expresarles nuestro cariño y agradecimiento, para perdonar y reconciliarnos, para ayudar y colaborar con los que más lo necesitan. La Navidad es un momento para reflexionar sobre lo que hemos vivido durante el año, los logros y los aprendizajes, las dificultades y los retos, las alegrías y las tristezas. La Navidad es una ocasión para renovar nuestras ilusiones y propósitos, para fijarnos nuevas metas y proyectos, para crecer y mejorar como personas.
Todos estos valores son los que debemos enseñar a nuestros hijos desde pequeños, para que puedan disfrutar de la Navidad con sentido y responsabilidad. No se trata de prohibirles o limitarles el placer de recibir regalos, de adornar la casa o de comer cosas ricas. Se trata de equilibrar esos aspectos materiales con los espirituales, de mostrarles que la felicidad no depende solo de lo que tenemos, sino también de lo que somos y de lo que damos.
Actividades en familia para vivir realmente la Navidad
Para ello, podemos realizar algunas actividades en familia que nos ayuden a vivir la Navidad de forma más profunda y consciente. Por ejemplo:
- Leer cuentos o ver películas navideñas que transmitan valores positivos y mensajes inspiradores.
- Hacer manualidades o decoraciones navideñas con materiales reciclados o naturales, fomentando la creatividad y el cuidado del medio ambiente.
- Participar en alguna iniciativa solidaria o voluntaria, como donar juguetes, ropa o alimentos a alguna organización benéfica, visitar a personas enfermas o ancianas, colaborar con alguna causa social o ecológica.
- Preparar juntos algún plato típico navideño, rescatando las recetas familiares o aprendiendo sobre otras tradiciones culinarias del mundo.
- Escribir una carta a Papá Noel o a los Reyes Magos, expresando nuestros deseos y agradecimientos, pero también comprometiéndonos a hacer algo bueno por nosotros mismos o por los demás.
- Hacer un árbol genealógico o un álbum de fotos familiar, recordando nuestras raíces y nuestra historia, honrando a nuestros antepasados y valorando nuestro presente.
- Crear un calendario de adviento o un buzón de deseos, donde cada día podamos escribir o dibujar algo que nos haga felices o que queramos mejorar.
- Celebrar una cena o una fiesta familiar, donde cada uno pueda aportar algo especial, como un plato, una canción, un poema, un juego, un regalo.
- Hacer un ritual de despedida del año viejo y bienvenida al año nuevo, donde podamos soltar lo que nos pesa y abrazar lo que nos ilusiona.
Estas son solo algunas ideas que podemos poner en práctica para educar a nuestros hijos sobre el verdadero significado de la Navidad. Lo importante es que lo hagamos con amor, con alegría y con intención. Así podremos crear recuerdos inolvidables y experiencias enriquecedoras para toda la familia.