La lectura es una actividad que aporta múltiples beneficios para el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños. Sin embargo, no todos los niños muestran interés o gusto por la lectura, lo que puede generar preocupación o frustración en los padres. ¿Qué podemos hacer para fomentar el hábito lector en nuestros hijos? ¿Cómo podemos despertar su curiosidad y motivación por los libros?
En primer lugar, es importante entender que los niños en su afán de explorar el mundo y su innata curiosidad, siempre están experimentando nuevas experiencias y vivencias que les permitan entretenerse y obtener placer al realizarlas. La lectura, por su parte, es una actividad pasiva en la que se entrena más la mente, la imaginación y el desarrollo de la capacidad lectora. Usualmente, los niños no optan por leer como principal medio de entretenimiento, sobre todo si no hay una cultura familiar por el amor a los libros. Ellos se mantienen renuentes a desarrollar el aprecio por leer, si no ven en sus padres o en su entorno un modelo lector que les inspire o les contagie.
Razones detrás de la renuencia a leer
Antes de abordar las estrategias, es crucial comprender las razones subyacentes detrás de la aversión de algunos niños hacia la lectura. La falta de una cultura familiar centrada en los libros, la presencia de alternativas más visuales y la percepción de la lectura como una actividad pasiva son factores comunes. Sin embargo, cada niño es único, y comprender sus preferencias individuales es esencial para abordar este desafío.
La elección de libros que no resuenan con los intereses personales del niño puede contribuir a su desinterés. Es crucial identificar qué temas o géneros capturan su imaginación y proporcionar lecturas que se alineen con sus preferencias individuales. Ofrecer variedad y permitir que el niño participe en la elección de libros puede hacer que la lectura sea más personal y relevante.
Cultura Familiar
Una de las estrategias más efectivas para fomentar el hábito lector en nuestros hijos es empezar por el ejemplo. Los padres debemos ser los primeros en mostrar nuestro interés y disfrute por la lectura, dedicando un tiempo diario a leer en voz alta o en silencio, compartiendo nuestras lecturas con nuestros hijos, comentando lo que nos gusta o nos sorprende de los libros, recomendando títulos o autores, visitando librerías o bibliotecas, regalando libros en ocasiones especiales, etc. De esta forma, los niños percibirán la lectura como una actividad placentera, valiosa y significativa, que forma parte de su vida cotidiana.
Elección de Libros Atractivos
Otra estrategia fundamental es respetar los gustos y preferencias de nuestros hijos a la hora de elegir sus lecturas. No debemos imponerles lo que nosotros creemos que deben leer, sino dejarles escoger libremente los libros que les llamen la atención, les diviertan o les emocionen. Para ello, podemos ofrecerles una variedad de opciones adecuadas a su edad, nivel y temática de interés, sin juzgar ni criticar sus elecciones. Así, los niños se sentirán más identificados y comprometidos con sus lecturas, y desarrollarán su propio criterio y gusto lector.
Crear un Espacio de Lectura Atractivo
Finalmente, otra estrategia que podemos aplicar es crear un ambiente propicio para la lectura en nuestro hogar. Esto implica disponer de un espacio cómodo, tranquilo y bien iluminado donde nuestros hijos puedan leer sin distracciones ni interrupciones. También implica establecer una rutina diaria de lectura, por ejemplo antes de dormir o después de hacer los deberes, en la que podamos acompañar a nuestros hijos, leer con ellos o escucharlos leer. Además, implica fomentar el diálogo y la reflexión sobre las lecturas, haciendo preguntas abiertas, expresando opiniones, relacionando los libros con la realidad o con otras obras, etc. De esta manera, los niños disfrutarán más de la lectura y mejorarán su comprensión y expresión.
Otras estrategias que podemos aplicar
- Leerles cuentos desde que son bebés. Así les transmitiremos el amor por las historias, las palabras y los libros. Además, crearemos un vínculo afectivo con ellos y les estimularemos el lenguaje y la comprensión.
- Dejarles elegir los libros que quieren leer. Es importante respetar sus gustos e intereses, aunque no coincidan con los nuestros. Así les daremos autonomía y confianza para decidir qué quieren leer y cómo quieren leerlo.
- Acompañarles en la lectura. Podemos leer con ellos, comentar lo que leemos, hacerles preguntas, resolver sus dudas, expresar nuestras opiniones y emociones. Así les mostraremos que la lectura es una actividad placentera y enriquecedora, que nos permite comunicarnos y conocernos mejor.
- Animarles a participar en actividades relacionadas con la lectura. Podemos inscribirles en clubes de lectura, talleres literarios, concursos de cuentos o poesía, ferias del libro o encuentros con autores. Así les ayudaremos a ampliar sus horizontes culturales y a relacionarse con otros lectores.
Si nuestros hijos no quieren leer, no debemos forzarlos ni castigarlos, sino aplicar estas estrategias que nos ayudarán a crear un vínculo positivo entre ellos y los libros. Si queremos que nuestros hijos se aficionen a la lectura, no podemos imponerles esta actividad como una obligación o un castigo. Tampoco podemos esperar que les guste leer si nosotros mismos no somos lectores habituales o no les damos el ejemplo de disfrutar de los libros. La lectura debe ser presentada como una oportunidad de aprender, de soñar, de viajar, de divertirse y de compartir.