La Navidad es una de las épocas más especiales del año, donde celebramos el nacimiento de Jesús y compartimos con nuestros seres queridos. Pero también es una oportunidad para reflexionar sobre lo que hemos vivido, lo que hemos aprendido y lo que tenemos. Y sobre todo, para agradecer por todas las bendiciones que Dios o la vida nos ha dado.

Una forma de expresar nuestra gratitud es practicar la generosidad, que es dar sin esperar nada a cambio, y hacerlo con alegría y amor. La generosidad no solo beneficia a quienes reciben, sino también a quienes dan, pues nos hace sentir bien, nos llena de paz y nos acerca más a Dios.

La generosidad se puede practicar de muchas maneras, y lo mejor es hacerlo en familia, para que todos los integrantes puedan participar y aprender este valor.

¿Cómo podemos involucrar a nuestros hijos en la generosidad?

Aquí te damos algunas ideas de actividades que puedes realizar con tu familia para ser más generosos en esta Navidad:

  • Hacer un voluntariado: Puedes buscar alguna fundación o institución que ayude a personas en situación de vulnerabilidad, como ancianos, niños, enfermos o personas sin hogar, y ofrecerte a colaborar con ellos. Puedes ayudar en la preparación de alimentos, en la entrega de regalos, en la organización de eventos o en lo que sea necesario. Lo importante es que lo hagas con entusiasmo y respeto, y que compartas tu tiempo y tu alegría con quienes más lo necesitan. Invita a tus hijos a que te acompañen y explícales el propósito de tu acción. Déjales que interactúen con las personas que ayudan y que les expresen su afecto. Así les enseñarás el valor de la empatía y la compasión.
  • Regalar un juguete o ropa a quienes menos tienen: Puedes organizar una campaña de recolección de juguetes o ropa en buen estado entre tus familiares, amigos o vecinos, y donarlos a alguna entidad que se encargue de distribuirlos entre los niños más pobres. Puedes involucrar a tus hijos en la selección de los juguetes o la ropa que quieran regalar, y explicarles la importancia de compartir con los demás. También puedes acompañarlos a entregar los regalos personalmente, para que vean la felicidad que causan en los niños beneficiados. Así les enseñarás el valor de la generosidad y la alegría de dar.
  • Donar dinero o mercado: Otra forma de ser generosos es donar dinero o alimentos no perecederos a alguna organización que se dedique a ayudar a las personas más necesitadas. Puedes hacer una colecta entre tu familia o tu comunidad, y destinar el dinero o el mercado a alguna causa social que te interese. Puedes elegir una causa relacionada con la salud, la educación, el medio ambiente o lo que tú prefieras. Lo importante es que seas transparente y responsable con el destino de tu donación, y que te asegures de que llegue a quienes realmente lo necesitan. Invita a tus hijos a que contribuyan con algo de su dinero o sus alimentos, y explícales el impacto positivo que tendrá su donación. Así les enseñarás el valor de la responsabilidad y el compromiso social.
  • Adoptar una familia: Si quieres ir más allá, puedes adoptar una familia que esté pasando por una situación difícil, y comprometerte a apoyarla durante un tiempo determinado. Puedes ayudarla con dinero, con alimentos, con ropa, con útiles escolares o con lo que consideres conveniente. También puedes brindarle tu amistad, tu consejo y tu oración. Lo importante es que establezcas una relación de confianza y respeto con la familia adoptada, y que le demuestres tu solidaridad y tu cariño. Invita a tus hijos a que se involucren en la ayuda a la familia adoptada, y explícales la situación por la que están pasando. Déjales que se comuniquen con ellos y que les ofrezcan su apoyo. Así les enseñarás el valor de la amistad y el amor al prójimo.

¿Cómo podemos enseñar el valor de la generosidad?

No basta con decirles que sean generosos, sino que tenemos que mostrarles con nuestro ejemplo y con nuestras acciones cómo se hace. Aquí te damos algunas ideas de cómo puedes enseñar a tus hijos el valor de la generosidad en esta Navidad:

  • Sé un modelo de generosidad: Tus hijos aprenden más de lo que ven que de lo que oyen. Por eso, si quieres que sean generosos, tienes que serlo tú primero. Demuéstrales con tu actitud y con tu comportamiento que la generosidad es una forma de vida, y no solo algo que se hace en ocasiones especiales. Comparte con ellos lo que tienes, desde tu tiempo hasta tus cosas materiales. Ayuda a los demás sin esperar nada a cambio. Agradece por todo lo que recibes. Así les enseñarás el valor de la generosidad con tu ejemplo.
  • Fomenta el hábito de dar: La generosidad se cultiva con la práctica. Por eso, es importante que fomentes en tus hijos el hábito de dar desde pequeños. Puedes establecer una rutina semanal o mensual donde ellos elijan algo que quieran regalar o donar a alguien que lo necesite más. Puede ser un juguete, una prenda de ropa, un libro o lo que sea. Lo importante es que ellos lo hagan voluntariamente y con alegría. Así les enseñarás el valor de la generosidad con tu apoyo.
  • Reconoce sus actos de generosidad: La generosidad se fortalece con el reconocimiento. Por eso, es importante que reconozcas y celebres los actos de generosidad que tus hijos hagan. No se trata de premiarlos o alabarlos excesivamente, sino de mostrarles tu orgullo y tu satisfacción por su comportamiento. Diles lo bien que lo han hecho, lo orgulloso que te sientes de ellos, lo feliz que los ves. Así les enseñarás el valor de la generosidad con tu afecto.
  • Explícales el sentido de la generosidad: La generosidad se entiende con el sentido. Por eso, es importante que expliques a tus hijos el porqué y el para qué de la generosidad. No se trata de dar por dar, sino de dar por amor. Diles que la generosidad es una forma de expresar nuestro agradecimiento a Dios por todo lo que nos ha dado, y de compartir con los demás lo que tenemos. Diles que la generosidad nos hace felices, nos hace mejores personas y nos acerca más a Dios. Así les enseñarás el valor de la generosidad con tu sabiduría.

Estas son solo algunas ideas de cómo puedes enseñar a tus hijos el valor de la generosidad en esta Navidad, pero hay muchas más. Lo esencial es que actúes con el corazón, y que recuerdes que la verdadera generosidad no se mide por lo que das, sino por cómo lo das.