¿Has pensado alguna vez en tener un hijo o una hija?
Si es así, ¿qué te motiva a hacerlo? ¿Es un deseo genuino de tu corazón, o una respuesta a las expectativas de tu familia, tu pareja o la sociedad? ¿Estás seguro o segura de que estás listo o lista para asumir la responsabilidad de cuidar, educar y amar a otro ser humano durante toda tu vida?
Tener un bebé es una de las decisiones más importantes que podemos tomar en nuestra existencia. No se trata solo de concebir y dar a luz a una nueva persona, sino de comprometernos a acompañarla, guiarla y apoyarla en su desarrollo físico, mental, emocional y espiritual. Tener un bebé implica cambiar nuestra forma de vivir, de pensar y de sentir. Tener un bebé significa renunciar a ciertas cosas, pero también ganar otras. Tener un bebé es una bendición, pero también un desafío.
Una decisión para toda la vida
Por eso, cuando decidimos tener un bebé, jamás debería ser un acto de arrebato, de capricho, o de presión social. Tener un hijo o una hija es básicamente una decisión que marcará nuestra vida y la vida de un nuevo ser, por ello debemos ser muy conscientes al momento de decidir hacerlo, así como estar realmente preparados para tenerlo. No solo física y económicamente, un factor que muchos obvian, es que realmente se debe estar preparado emocionalmente. Estar en paz, en control y estable emocionalmente, para evitar que en el proceso de crianza nos veamos reflejados en ellos y resultemos generando o transmitiendo traumas, prejuicios o abandono emocional. Lo que en última instancia perpetúa el ciclo.
¿Cómo saber si estamos preparados emocionalmente para tener un bebé?
No hay una respuesta única ni definitiva a esta pregunta, pero podemos hacernos algunas reflexiones que nos ayuden a evaluar nuestra situación. Por ejemplo:
- ¿Cómo me siento conmigo mismo o misma?
- ¿Me acepto, me valoro y me quiero tal como soy?
- ¿Tengo una autoestima sana y equilibrada?
- ¿Cómo me siento con mi pareja?
- ¿Tenemos una relación sólida, basada en el amor, el respeto y la comunicación?
- ¿Compartimos los mismos valores y proyectos de vida?
- ¿Estamos de acuerdo en tener un bebé?
- ¿Cómo me siento con mi entorno?
- ¿Tengo el apoyo de mi familia y mis amigos?
- ¿Me siento integrado o integrada en la comunidad?
- ¿Tengo recursos suficientes para cubrir las necesidades básicas de mi bebé?
- ¿Cómo me siento con el mundo?
- ¿Tengo una visión positiva y esperanzadora del futuro?
- ¿Estoy dispuesto o dispuesta a contribuir con mi granito de arena para hacerlo mejor?
Estas son solo algunas preguntas que podemos hacernos antes de tomar la decisión de tener un bebé. No se trata de buscar respuestas perfectas ni ideales, sino de ser honestos o honestas con nosotros mismos o mismas y con nuestra pareja. De reconocer nuestras fortalezas y debilidades, nuestras virtudes y defectos, nuestros sueños y miedos. De saber que no somos perfectos ni perfectas, pero que podemos mejorar cada día. De entender que tener un bebé no es la solución a nuestros problemas ni la fuente de nuestra felicidad, sino una oportunidad para crecer juntos o juntas como personas y como familia.
Tener un bebé es una decisión consciente que requiere madurez, compromiso y amor. Si estás pensando en dar este paso tan importante en tu vida, te invitamos a reflexionar sobre estos aspectos y a buscar ayuda profesional si lo necesitas. Recuerda que no estás solo o sola en este camino. Hay muchas personas dispuestas a acompañarte y apoyarte. Y sobre todo, recuerda que tu bebé será el reflejo de lo que tú eres y lo que tú le das.