Dibujo para colorear
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Robin Hood: El Príncipe de los Ladrones
En el corazón del bosque de Sherwood, donde los robles susurran secretos antiguos y los arroyos cantan melodías de libertad, vivía un joven cuyo nombre hacía temblar a los poderosos y sonreír a los pobres: Robin Hood.
Desde niño, Robin había conocido la injusticia. Criado por campesinos bondadosos que le enseñaron que todas las vidas tenían el mismo valor, vio cómo los soldados del príncipe Juan arrasaban con todo lo que amaba. Aquella noche, bajo la luna fría, juró que nunca permitiría que los débiles sufrieran mientras los ricos acumulaban oro.
Con el tiempo, se convirtió en un arquero sin igual. Su arco, tallado por las manos de su padre adoptivo, nunca erraba el blanco. Junto a su hermano de armas, Juan el Grande, formó una banda de hombres valientes que se escondían entre los árboles, desafiando al cruel Sheriff de Nottingham y al avaro príncipe Juan, quien gobernaba con puño de hierro mientras su padre, el buen rey Ricardo, estaba lejos.
Un día de otoño, mientras las hojas doradas caían como monedas del cielo, Robin y Juan escucharon un estruendo de trompetas. Era el príncipe, regresando de cobrar impuestos a familias que apenas tenían pan para comer.
—No podemos permitirlo —murmuró Robin, y sus ojos brillaron con una idea.
Se disfrazaron de dos ancianas gitanas, arrugadas y sabias, y se plantaron en medio del camino real.
—¡Deténganse, nobles señores! —gritó Robin con voz temblorosa—. El destino tiene un mensaje para el príncipe.
El vanidoso Juan, intrigado, ordenó que le leyeran la fortuna. Mientras el príncipe se distraía con falsas profecías, los hombres de Robin vaciaron los carromatos, llevándose el oro para devolverlo a sus dueños legítimos: los pobres de Nottingham.
Cuando el engaño se descubrió, el príncipe rugió de furia.
—¡Quiero la cabeza de ese bandido!
Para atraparlo, organizó un gran torneo de arqueros. El premio sería entregado por Marian, la doncella más bella del reino y el amor secreto de Robin. Sabía que el arquero no podría resistir verla.
Robin asistió disfrazado de cigüeña, con plumas grises y un pico de madera. Ninguno reconoció al héroe escondido tras aquel disfraz ridículo. Flecha tras flecha, venció a todos, incluso al propio sheriff. Pero al quitarse la máscara, los guardias cayeron sobre él como lobos.
Con un salto imposible, escapó hacia los árboles, llevándose a Marian de la mano. El bosque los protegió, escondiéndolos entre sus sombras.
El príncipe, humillado, ordenó arrestar a todos los amigos de Robin. El más querido, Fray Tuck, sería ejecutado al amanecer.
—Esta vez no escapará —susurró el príncipe, sabiendo que Robin vendría a rescatar a su amigo.
Y así fue. Esa misma noche, Robin y Juan se colaron en el castillo. Mientras Juan liberaba a los prisioneros, Robin se enfrentó al sheriff en un duelo de espadas que resonó en las paredes de piedra. Con astucia, logró robar el tesoro real y huir justo cuando las primeras luces del alba pintaban el cielo.
Pero la verdadera victoria llegó con el retorno del rey Ricardo, quien puso fin al reinado de terror. El príncipe y sus secuaces fueron encarcelados, y Robin fue declarado libre.
Bajo las estrellas de Sherwood, Robin y Marian se casaron en una fiesta donde todos eran bienvenidos. Los pobres, los campesinos, los hombres de la banda y hasta los antiguos enemigos que habían cambiado de corazón celebraron juntos.
Y aunque con el tiempo las leyendas se exageraron —algunos dicen que Robin nunca erraba un disparo, otros que hablaba con los lobos—, una verdad permaneció intacta: nunca hubo un ladrón más noble, ni un héroe más querido, que Robin de Sherwood.
Fin.
Ver la pelicula de Robin Hood
El heroico Robin Hood, junto con su compañero de confianza Pequeño Juan y su devoto grupo de hombres alegres, evoca una famosa acción divertida y atrevida tras otra para superar al codicioso príncipe John y traer la felicidad a los residentes del Bosque de Sherwood.
Moraleja:
El cuento de Robin Hood nos enseña lecciones muy importantes sobre la justicia y la generosidad. Robin Hood no era un villano, aunque robaba. Él hacía esto porque el rey y los nobles de su época eran injustos: le quitaban mucho a la gente pobre, que apenas tenía para vivir. Robin Hood y sus amigos del Bosque de Sherwood se dieron cuenta de que esto no estaba bien, y decidieron actuar para equilibrar las cosas.
La moraleja principal es que debemos defender lo que es justo y ayudar a quienes lo necesitan, especialmente a los más débiles o a los que son tratados de manera injusta. Robin Hood usaba su inteligencia y su habilidad con el arco no para su propio beneficio, sino para el bien común, para que todos tuvieran una oportunidad de vivir mejor. Esto nos muestra la importancia de la solidaridad y de compartir lo que tenemos con los demás.
Además, nos enseña que a veces, para que las cosas mejoren, hay que tener valentía y no tener miedo de oponerse a lo que está mal, incluso si parece muy grande y poderoso. Robin Hood nos inspira a ser valientes, a pensar en los demás y a luchar (de forma pacífica y justa, claro) por un mundo donde haya más igualdad y donde nadie sea oprimido.
Datos adicionales
Autor: Tradición folclórica inglesa
Edades: Recomendo a partir de 6+ años
Valores principales: Justicia, Generosidad, Valentía, Solidaridad, Amistad, Lealtad, Ingenio, Lucha por el bien, Compasión, Igualdad.
